RECINTO
-Fragmento-
(Una mosca tal vez negra o azul nos recordaron-
nos confesó el huaquero y quizá Shilemann)
llegamos al
sitio del aire
a la botella subterránea
allí donde traslucen escarlatas
alas de pimiento
esmeraldas polvorientas
turquesas absorbidas por milenios
el aire estaba allí con su túnica de fiebre
nimbado de altos vasos donde
cuaja el silencio
toda costra su grave sangre
(Ud. sabe -dijo
Schiemann, dijo el huaquero- después de cuánto romper la tierra, al
fin estábamos al borde)
el
abismo es implacable
abrir los labios respirar profana
intentando sin embargo extraer
de cien mil hojas secas el poema
hollando el manto oscuro del oro de la tierra
el intransitable sueño de la especie
intentando apurar la dosis
de verdad de delirio
poner la antigua joya sobre el pecho
el joven pecho de Sophia Engastromenos
sorprender los élitros
la impredecible vibración
(entonces amigo
-dijo el huaquero, dijo Schliemann- entonces vimos el tesoro)
decididos a
extraer de cien mil
hojas secas el poema
ruido o palabra que fuera a quebrantar
la equívoca eternidad e la muerte
rompimos la entraña
rompimos el sello
cayó el polen musitante
la remota semilla
ardió el grano del cereal incógnito
la luz que fue el aire de la vida